- Gabriel Trenzado Falcón, director general de Cooperativas Agro-alimentarias de España
Primeras claves
El pasado fin de semana, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunciaron un acuerdo marco destinado a reducir tensiones comerciales transatlánticas y evitar una guerra arancelaria a gran escala. Aunque se trata de un acuerdo político no vinculante jurídicamente, marca un punto de inflexión en la relación comercial entre ambos bloques.
Es necesario tener en cuenta que el presidente de los EEUU no puede ir más allá del incremento arancelario, porque no tiene mandato para ello, y que la presidenta de la Comisión Europea debería consultar a las instituciones para adoptar contrapartidas favorables a los EEUU.
El acuerdo evita la entrada en vigor de aranceles generalizados del 30% por parte de EE.UU. desde el 1 de agosto y suspende las contramedidas europeas previstas para el 7 de agosto. No obstante, muchos detalles están aún por definir, incluido el calendario definitivo y el alcance sectorial.
Este acuerdo pone en entredicho la capacidad de la Comisión Europea para liderar una política comercial ambiciosa y protectora del interés común. Si queremos mantener una agricultura europea fuerte, sostenible y competitiva, debemos exigir mayor firmeza en la defensa de este sector considerado estratégico. No se trata de cerrar puertas, sino de abrirlas con equilibrio y coherencia.
En Cooperativas Agro-alimentarias de España hemos analizado las declaraciones y documentos publicados por la Comisión Europea y hemos participado en la reunión del Grupo de Aranceles con el Ministerio de Economía y Comercio para trasladar a nuestras cooperativas las cuestiones más relevantes.
Desde Cooperativas Agro-alimentarias de España, consideramos que este tipo de acuerdos deben ser evaluados no solo por su efecto inmediato —evitar una crisis arancelaria—, sino por su impacto a medio y largo plazo en la viabilidad de nuestras explotaciones, nuestras industrias y nuestra soberanía alimentaria. La seguridad jurídica, la reciprocidad normativa y la sostenibilidad deben ser el eje de cualquier futura negociación con socios comerciales, especialmente cuando el equilibrio actual se rompe en favor de intereses externos.
Principales elementos del acuerdo
1. Arancel general del 15% para productos de la UE
• El arancel es un techo que se incluye a la tarifa consecuencia de la Nación Más Favorecida (NMF), sabiendo que esta es el arancel más bajo aplicado a los socios comerciales.
• Esto implica que todo arancel que esté por debajo se iguala al 15%, excepto si la NMF es ya superior, en cuyo caso se mantiene el existente sin mayor incremento.
• En el caso del sector de la automoción, coches y componentes, pasa del 27,5% (25% arancel impuesto + 2,5% NMF) al 15%.
• Esto quiere decir, que las exportaciones de productos agroalimentarios, sea cual sea su situación actual, y si no está en la lista de excepciones, pasaría a un arancel general del 15%. Si están por debajo subiría, y si están por encima habría una reducción, teniendo en cuanta que la NMF no fuera superior por sí misma al 15%, y manteniendo las imposiciones por medidas antidumping o anti-subvención (en referencia al caso de la aceituna de mesa).
• La entrada en vigor de este arancel no está claro. Se nos informa que posiblemente se imponga a mediados de septiembre, porque hay muchos flecos del acuerdo por definir, pero no aseguran que la administración de los EEUU no lo aplique ya desde mañana 1 de agosto.
2. Excepciones para productos estratégicos
Los productos aeroespaciales y sus componentes, ciertos productos químicos, medicamentos y recursos naturales (materias primas críticas) se beneficiarán de un trato libre de aranceles ("0x0"). Durante la negociación de los detalles se podrán incluir más productos (sin noticias de los mismos).
3. Alianza para el acero, aluminio y cobre
Se creará una alianza común entre EEUU y la UE para abordar las prácticas comerciales desleales y los problemas que genera en el mercado la sobrecapacidad de producción de otros países productores (en referencia a los países asiáticos). La UE y los EEUU trabajarán en un sistema de importación basado en cuotas de exportación e importación históricas que sustituyan el actual arancel del 50%.
4. Liberalización del comercio sectorial selectiva
- La UE eliminará tarifas residuales para ciertos productos de importación de los EEUU importantes para el abastecimiento de la industria europea.
Se ampliará el acceso a la UE a ciertos productos pesqueros de los EEUU: como la merluza de Alaska, el salmón del Pacífico y gamba, que actualmente sufren una cuota. El objetivo es beneficiar a la industria conservera de la UE.
Mayor acceso a la UE a productos no sensibles procedentes de los EEUU por valor de 7.500 M€ (soja, semillas, grano, frutos secos, kétchup, pasta de coco y galletas).
Queda por decidir que otros sectores quedarán en un trato diferenciado. Es obvio que todos los sectores piden entrar en este capítulo, pero dependerá más de la Administración de los EEUU que de las peticiones de la UE.
5. Reducción de las barreras no arancelarias
o No se sabe en qué va a consistir este apartado. Se habla de acordar y reconocer estándares.
o No obstante, queda claro que las reglas de producción de la UE siguen de aplicación sobre las importaciones de los EEUU (por ejemplo, no se podrán importar carnes hormonadas).
6. Acceso a recursos energéticos y tecnológicos
o La UE promoverá la compra de gas natural licuado, productos para la energía nuclear y carburantes por valor de 700.000 M€ en los próximos tres años. También se incluyen en los compromisos, la compra de 40.000 M€ en chips.
o La lectura de la Comisión es que este plan de compras de energía ya estaba parcialmente en vigor para desacoplarse de la dependencia energética de Rusia.
o Por otro lado, son decisiones que responden más a una declaración política, porque las políticas de compra están en manos de las empresas y no de los Gobiernos.
7. Impulso a la inversión europea en EE.UU.
Aunque sin detalles concretos, el acuerdo contempla estímulos a la inversión empresarial europea en territorio estadounidense.
Valoración general
El acuerdo es visto por la Comisión Europea y los Estados miembros como la "solución menos mala" frente al riesgo de una guerra comercial. Sin embargo, ha sido ampliamente criticado por su carácter desequilibrado y por dejar importantes incertidumbres sobre el futuro del comercio transatlántico, que representa el 30% del comercio global.
No existe seguridad de otras vueltas de tuerca de la administración de los EEUU, y se percibe que el arancel del 15% ha venido para quedarse a medio y largo plazo.
En general, los sectores que han participado en la reunión con el Ministerio de Economía y Comercio consideran el resultado negativo, pero muestran alivio por haber parado un conflicto comercial de mayores dimensiones.
El acuerdo sitúa a la UE en una posición comparable a otros socios comerciales como Japón y Reino Unido, pero plantea incógnitas sobre cómo quedan países que compiten con nuestras exportaciones a la hora de entrar en el mercado de los EEUU (Marruecos, Túnez, Turquía, Egipto, Argelia.
Continuaremos con una gran incertidumbre los próximos meses y queda en entredicho el poder de la Comisión Europea para ir más allá en la negociación. Las contramedidas de la UE quedan en suspensión por el momento.