28/10/2025 |Vino, Olivar , Proyectos Europeos, Sostenibilidad y Proyectos de Innovación

Cooperativas analiza los retos y avances en sanidad vegetal del olivar y el viñedo dentro del proyecto SUPPORT

  • Optimismo para el futuro con la Gestión Integrada de Plagas en cooperativas.

Fruto de su participación en el proyecto europeo SUPPORT, Cooperativas Agro-alimentarias de España ha celebrado recientemente varias reuniones para analizar la situación de la sanidad vegetal en el olivar y el viñedo, así como las tendencias y el potencial de incorporar nuevas prácticas y productos en el marco de la Gestión Integrada de Plagas.

El proyecto SUPPORT, desarrollado por una coalición de entidades europeas lideradas por la Universidad de Wageningen (Países Bajos), ha realizado miles de encuestas a agricultores y centenares de entrevistas a asesores de campo y responsables de sanidad vegetal en distintos países y sectores.

Principales conclusiones en el viñedo

En el viñedo, las enfermedades fúngicas continúan siendo el principal desafío sanitario, especialmente el oídio, seguido de mildiú, botritis y hongos de la madera. En cuanto a plagas, la polilla del racimo se mantiene como la más relevante, aunque el mosquito verde y la araña roja ganan protagonismo entre las preocupaciones de los viticultores, probablemente por el aumento de las temperaturas derivado del cambio climático.

El azufre es la materia activa más utilizada, muy por delante del herbicida glifosato, y el número medio de tratamientos se sitúa en torno a siete por campaña, concentrados entre abril y agosto. No obstante, la variabilidad es grande según la región y el tipo de producción.

Destacan también las estrategias colectivas de trampeo en denominaciones de origen y cooperativas, así como el acceso a asesoramiento experto a través de los diferentes programas de agrupaciones ATRIAs y similares. Según las encuestas, los viticultores estiman que si dejaran de usar fungicidas, las pérdidas por enfermedades pasarían del 12% actual a un 40%, pudiendo llegar incluso a perder toda la cosecha en años especialmente húmedos.

Situación del olivar

En el olivar, los principales problemas fitosanitarios son, por este orden, la mosca del olivo, el repilo, la verticilosis y la polilla Prays oleae, con plagas emergentes como el algodoncillo que comienzan a cobrar importancia. Las pérdidas actuales por plagas se estiman en torno al 15%, cifra que podría duplicarse sin el uso de herramientas fitosanitarias.

La retirada de numerosas sustancias activas como clorpirifos, fosmet, dimetoato, mancozeb o clorsulfuron ha supuesto un enorme reto para el sector. Sin embargo, la introducción del trampeo y las políticas de promoción y formación en gestión integral de plagas están contribuyendo a mantener las principales plagas bajo control, gracias al compromiso de agricultores que aplican un manejo integral del agrosistema, teniendo en cuenta las interacciones entre insectos beneficiosos y perjudiciales.

El número medio de tratamientos se sitúa en tres por hectárea en secano (con un coste de unos 91 €/ha) y algo superior en regadío (alrededor de 200 €/ha).

Tendencias y perspectivas futuras

De cara a la próxima década, los expertos prevén cambios profundos en la gestión integrada de plagas, orientados hacia aplicaciones más específicas y eficientes, impulsadas por la digitalización, la escasez de mano de obra y las nuevas técnicas genómicas.

Se espera que robots y maquinaria autónoma asuman gran parte de las aplicaciones en viñedo, empleando desde cuchillas intercepas hasta tecnología ultravioleta con efecto fungicida. Los sistemas de apoyo a la decisión con inteligencia artificial, conectados a sensores IoT y redes de alerta, serán herramientas clave. También se generalizarán los tratamientos con drones, capaces de actuar de forma localizada cuando se detecten focos de plagas o enfermedades.

El desarrollo de productos de bajo riesgo y control biológico permitirá el uso extensivo de hongos entomopatógenos y enemigos naturales —como Metarhizium o Crisopa en olivar, Trichoderma en viñedo y sistemas de trampeo sensorizados—. Asimismo, se esperan nuevos herbicidas que complementen o sustituyan al glifosato, como Icafolin, que tendrán que coexistir con la gestión de las cubiertas vegetales. Los productos ultraespecíficos basados en tecnología RNA pueden tardar unos cuantos años más.

El papel clave de las cooperativas

El futuro de la sanidad vegetal seguirá dependiendo en gran medida del asesoramiento agronómico, donde las cooperativas desempeñarán un papel fundamental. La digitalización, a través del cuaderno de campo cooperativo C3 y del sistema SIGCEX, permitirá registrar operaciones, seguir la evolución territorial de plagas y planificar estrategias más precisas basadas en información histórica y contextual.