El sector apícola de Cooperativas Agro-alimentarias de España ha analizado recientemente los resultados de la campaña de miel ya finalizada. Las conclusiones son contundentes: se trata de una de las peores cosechas de las últimas décadas, con una producción muy por debajo de la media habitual.
Las causas de esta situación están directamente relacionadas con las condiciones climáticas extremas: excesivas lluvias al inicio de la primavera, seguidas de un verano de calor persistente y extremo, que han dificultado tanto la floración como la recolección del néctar por parte de las abejas. A ello se suman los numerosos incendios registrados durante la temporada, que han afectado gravemente a muchas explotaciones, provocando pérdidas de colmenas y abejas, así como la destrucción de grandes extensiones de flora esencial para su alimentación.
Un año más, abejas y apicultores han tenido que enfrentarse a múltiples enemigos naturales y plagas, cuyos efectos se agravan en campañas climatológicamente adversas: Varroa destructor, Vespa velutina, Vespa orientalis, además de los daños ocasionados por el abejaruco y el oso. Todos ellos han provocado pérdidas significativas en los colmenares, desde la muerte de colonias hasta una notable reducción del número de abejas y, en consecuencia, de la producción de miel y polen.
A pesar de esta escasez de producción y del incremento de los costes de explotación, el mercado no ha reaccionado de manera favorable. Los precios percibidos por las apicultoras y apicultores se mantienen bajos, mientras que la industria española ha importado más de 22,5 millones de kilos de miel durante los ocho primeros meses del año, a un precio medio inferior a 2 euros por kilo, claramente por debajo de los costes de producción nacionales. Esta situación evidencia que la entrada de mieles baratas y de dudosa calidad sigue siendo una grave amenaza para la apicultura española.
Además, la firma de acuerdos comerciales con Mercosur y Ucrania, sin cláusulas de protección suficientes, podría agravar aún más la presión sobre el mercado y perjudicar la competitividad del sector nacional.
Como consecuencia de esta falta de rentabilidad, cada vez más apicultoras y apicultores se ven obligados a abandonar la actividad, poniendo en riesgo el relevo generacional en el sector. De no adoptarse medidas urgentes, esta tendencia podría conducir a una reducción significativa del número de colmenas y de la producción de miel en España.
Ante este escenario, el sector considera imprescindible mantener una intervención apícola sólida, que dé respuesta a las necesidades reales de la apicultura y de quienes la sustentan. En el marco de la nueva Política Agraria Común (PAC), resulta prioritario que el sector y las administraciones competentes dialoguen y acuerden herramientas eficaces para afrontar la crisis actual y garantizar la viabilidad del sector.
En un momento tan complejo, es esencial también el apoyo de los consumidores. Elegir miel española es una forma directa de respaldar a nuestras apicultoras y apicultores, reconocer su esfuerzo por ofrecernos una miel de alta calidad y contribuir a la conservación del medio ambiente gracias al papel polinizador de las abejas.
En este sentido, el sector recuerda la necesidad de que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación cumpla su compromiso y ponga en marcha cuanto antes la campaña de promoción de la miel española, tal como se anunció antes del verano.
