Por Mónica Sanz, presidenta del Grupo de Trabajo de Seguros de Cooperativas Agro-alimentarias de España.
La elevada siniestralidad de los últimos años en el seguro agrario ha traído consigo un incremento de primas considerable, cuyo objetivo ha sido corregir la desviación o desequilibrio de todas y cada una de las 45 líneas del sistema de seguros agrarios español (seguros agrícolas, ganaderos, forestales y de acuicultura).
Comparando el ejercicio 2023 con el 2022, el capital asegurado se incrementó un 3,6% mientras que la prima recaudada lo hizo mucho más (16,6%), superándose por primera vez los 1.000 M€. Si nos referimos a los últimos cinco ejercicios (2019-2024), aunque se reduce la distancia entre ambos parámetros, la realidad es que la prima ha subido 10 puntos más (29%) que el capital (19%).
La diferencia entre capital y prima reside en la tasa y en los recargos, lo cual muestra el incremento tan importante de prima, que se ha traducido en una subida de coste muy significativa para el productor/a en un solo año (+14,8%). Y ello, a pesar del incremento de gasto de las administraciones públicas que subvencionan las pólizas (530 M€ MAPA + CCAA en 2023, un 18,3% más respecto al año anterior).
Desde Cooperativas Agro-alimentarias de España, como miembros de la Comisión General de ENESA, venimos insistiendo y advirtiendo de esta situación en todos y cada uno de los grupos de trabajo y normativa de ENESA donde se debaten las líneas de seguro.
Conseguir el equilibrio debe ser el objetivo, pero no debería hacerse en tan poco periodo de tiempo. También se debe recuperar la idea de solidaridad y compensación entre líneas de seguros y asegurados/as. No puede ser que un siniestro como la Dana o la sequía de hace dos años sea soportada por los propios afectados.
Además, las medidas de ajuste deben aplicarse de forma paulatina y esperar a ver los resultados para avanzar en ellas o rebajarlas, y siempre buscando el consenso con el sector, o al menos explicando con mucha pedagogía y más transparencia las medidas impuestas.
Si bien en el ámbito del seguro agrario el modelo de interlocución con el sector es uno de los más consolidados dentro de la administración agraria, lo cierto es que la desigualdad en el acceso a la información entre los distintos actores que participan en los grupos de trabajo genera, a pesar de nuestro esfuerzo y compromiso, una sensación frecuente de vulnerabilidad. En los últimos tiempos, el debate sobre la necesidad de adaptar el seguro a las realidades actuales y a los nuevos desafíos de la agricultura y la ganadería ha perdido protagonismo. La discusión se ha centrado principalmente en primas, estadísticas y cifras; es decir, en aspectos puramente actuariales.
Por ello, instamos tanto a las Administraciones estatal —especialmente ENESA y la Dirección General de Seguros— como a las autonómicas, a que refuercen sus equipos técnicos y de funcionarios con el fin de ejercer un control más riguroso y eficaz sobre el sistema de seguros agrarios, teniendo en cuenta que constituyen el principal “cliente” de Agroseguro. Al mismo tiempo, apelamos al conjunto de entidades aseguradoras que actúen con mayor transparencia, generosidad y disposición a compartir todos los datos, información y aclaraciones necesarias. Solo mediante esta actitud se podrá construir la confianza imprescindible para fortalecer, sin lugar a duda, el sistema.
La parte privada es vital para el seguro agrario, una vez más ha quedado demostrado con la fatídica Dana del pasado 29 de octubre de 2024. La capacidad de reacción y movilización de Agroseguro es digna de mención. Sin embargo, no pueden olvidarse las particularidades del seguro agrario, instrumento de política agraria cada vez más necesario que contribuye a la resiliencia del sector.
La gestión del riesgo en el ámbito agrario ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad ineludible. Los impactos del cambio climático exigen una adaptación urgente, tanto a corto como a medio plazo, en una de las actividades económicas más vulnerables a las condiciones climáticas. En este contexto, el seguro agrario se consolida como una herramienta clave y absolutamente imprescindible para acompañar al sector en su proceso de transformación y resiliencia.
Este artículo aparece publicado en la Revista de Cooperativas Agro-alimentarias nº65 (enero-marzo 2025).