- Entrevista a Juan Corbalan, director de la oficina de Bruselas de Cooperativas Agro-alimentarias y presidente del Comité Coordinación de la COGECA.
Hace nueve meses Juan Corbalán fue elegido por unanimidad Presidente del Comité de Coordinación de la COGECA (CCC), la organización que representa a las cooperativas agroalimentarias de la Unión Europea. Por primera vez, un español preside este órgano, en el que se debaten los principales asuntos que afectan a las cooperativas agroalimentarias europeas. Le entrevistamos para conocer los objetivos de este comité y su visión de futuro:
¿Qué supone ser Presidente del CCC?
El CCC es el órgano de coordinación de las cooperativas agroalimentarias dentro de COGECA. Es el foro donde están representadas todas las organizaciones de cooperativas agroalimentarias de la UE y donde se abordan los asuntos que afectan, directa o indirectamente, a nuestras cooperativas.
Mi labor principal es representar al grupo ante las instituciones comunitarias y coordinar los temas de debate entre los miembros. Es una gran responsabilidad y un honor, especialmente al tratarse de la primera vez que un español asume este cargo.
¿Cuáles son tus prioridades como presidente en este mandato?
Mi objetivo principal es dar más visibilidad y relevancia a este Comité. En primer lugar, quiero fomentar un mayor conocimiento mutuo entre las cooperativas de los distintos países. Muchas veces nos reunimos para debatir problemas comunes, pero no conocemos realmente cómo funcionan las cooperativas en otros Estados miembros.
Por ello, en cada reunión propongo que un representante informe sobre la situación de las cooperativas en su país: datos, estructura, retos y posibles vías de colaboración. Creo que ese conocimiento es esencial para construir posiciones comunes y una mayor cooperación.
También me propongo ampliar nuestra interlocución institucional con otras direcciones generales de la Comisión Europea y del Parlamento europeo. Hasta ahora, el diálogo se ha centrado en la DG AGRI y la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo. Pero las políticas comunitarias son cada vez más transversales. Las cooperativas deben tener voz en ámbitos como mercado interior, pymes, innovación, energía, medio ambiente o empleo. Iniciativas como la Estrategia Industrial Europea, la estrategia energética, hídrica, de empleo etc., son cruciales para la actividad de nuestras empresas.
Quiero que en cada iniciativa europea la Comisión Europea valore el enfoque “cooperativa proofing”, es decir, que se tenga en cuenta el papel de estas empresa y como fomentar su desarrollo, más allá del papel que contempla la PAC, que también es muy importante, pero sin olvidar el resto de las políticas económicas que afectan a la activad de las cooperativas.
¿Cómo están de desarrolladas las cooperativas agroalimentarias en la UE?
Las cooperativas agroalimentarias son empresas propiedad de los agricultores, que se unen para aumentar su poder en la cadena alimentaria, realizar inversiones conjuntas, obtener más valor por sus producciones, acceder a mercados, innovar y digitalización.
Hay unas 22.000 cooperativas agroalimentarias, pesqueras y forestales en la UE. El 50% de los alimentos que se consumen en la UE proviene de una cooperativa. En la UE las cooperativas están desarrolladas de forma diferente según los Estados miembros, y según mi opinión según las zonas.
En países como Alemania, Francia, los nórdicos o el norte de Bélgica, las cooperativas tienen gran dimensión. Muchos agricultores están integrados en una o pocas cooperativas potentes, lo que les da una excelente posición negociadora y competitiva. En estos casos los agricultores miembros de sus cooperativas están muy buen posicionados en la cadena alimentaria, dejan de ser meros proveedores de materia prima barata para otros intermediarios que se quedan el valor de sus productos, siendo propietarios del producto final con el valor añadido y llegan a hablar de tú a tú con sus clientes, como la gran distribución.
En estos casos las cooperativas obtienen la mayoría del valor para sus miembros y a pesar de tener costes más altos que el resto de los países, su sector es muy competitivo gracias a economías de escala. Según los datos de la propia Comisión en países donde las cooperativas tienen una gran dimensión, el precio de los productos agrarios es más alto que el resto de los países.
En el sur de Europa, España, Italia, Portugal o Grecia, también hay muchas cooperativas, pero más pequeñas y dispersas. A pesar de ello, existen importantes ejemplos de éxito y se está avanzando en procesos de integración para aumentar su dimensión.
Y finalmente, los países que se incorporaron a partir de 2004, como Polonia o los bálticos, donde el pasado comunista ha dejado un estigma. Las cooperativas actuales, que son empresas privadas impulsadas por agricultores, aún luchan por ganar su reconocimiento. Pero empiezan a surgir proyectos sólidos, especialmente en sectores como el lácteo, la carne, frutas y hortalizas.
Esta diversidad exige políticas adaptadas a cada realidad. En el norte, no quieren medidas para la integración porque ya han alcanzado dimensión, prefieren que se prioricen medidas de innovación o mercados. En el sur, la integración sigue siendo esencial para ganar peso en el mercado.
¿Qué opinión se tiene de las cooperativas en Bruselas?
Todavía arrastramos ciertos estigmas, promovidos por actores que ven a las cooperativas como una amenaza a sus intereses. Se dice que las cooperativas grandes no son democráticas, que actúan como monopolios... pero esas acusaciones no tienen una base real.
Las cooperativas no se deslocalizan, están arraigadas en los territorios, generan empleo, invierten en lo social y garantizan servicios. Apoyan a los jóvenes, a las mujeres, y construyen un modelo de empresa sostenible y comprometido con su entorno. Esto es lo que nos distingue frente a otro modelo de empresas que cierran en las zonas rurales buscando costes más baratos y dejan a trabajadores sin empleo y a agricultores y ganaderos sin alternativa de entrega de producto, lo que repercute en la economía del entorno.
En los últimos años, la percepción está mejorando. Desde Cooperativas Agro-alimentarias de España y COGECA trabajamos activamente para que las instituciones europeas reconozcan nuestro papel. Prueba de ello son los numerosos documentos de las instituciones como las resoluciones del Parlamento Europeo sobre relevo generacional y zonas rurales; el informe del Diálogo Estratégico promovido por la presidenta de la Comisión, que menciona expresamente a las cooperativas o el documento “Visión sobre el futuro de la agricultura y la alimentación” de la Comisión Europea (febrero), que destaca nuestro papel.
Pero debemos ir más allá del reconocimiento formal, necesitamos medidas concretas que fomenten nuestro desarrollo y voluntad para ponerlas en marcha.
¿Como crees que esta percepción del papel de las cooperativas puede concretizarse?
La UE fija objetivos, pero los Estados miembros implementan las políticas. Por eso, aunque logremos reconocimiento en Bruselas, es esencial que los gobiernos nacionales lo reflejen con acciones. En la actual PAC la Comisión permite el apoyo específico a determinados sectores/actores que se crean importantes para ese país.
Un buen ejemplo es la Ley de Integración Cooperativa en España, que ha servido de referencia para otros países. Esta ley, dentro del marco de desarrollo rural, asigna recursos específicos a la integración cooperativa.
También en la actual PAC trabajamos para que el modelo de Organizaciones de Productores se extendiera a otros sectores más allá de frutas y hortalizas. La Comisión Europea reconoció el papel que podrían tener las OPs y los fondos operativos para fomentar la inversión y la concentración de la oferta, pero solo seis Estados miembros lo han implementado, España es uno de ellos, pero los fondos movilizados (215 millones en cinco años) son insuficientes. Esperamos que en la próxima PAC este instrumento se refuerce y se adopte con más determinación.
¿Qué esperas de tu mandato?
Quiero que este mandato sirva para dar pasos firmes, aunque sean graduales, hacia un mayor reconocimiento del papel de las cooperativas agroalimentarias en la UE.
Para mantener actividad agraria en el medio rural, fomentar el relevo generacional y generar valor añadido para los agricultores, las cooperativas son clave.
Son empresas que pertenecen a los agricultores y que se quedan en el territorio.
También quiero que las cooperativas europeas se conozcan mejor entre sí, que colaboren más a nivel institucional y empresarial. Y que tengamos mayor presencia en otras áreas políticas de la UE, más allá de la agricultura.
Por último, deseo que se reconozca el enorme trabajo de nuestras cooperativas en España. Son un motor esencial para el país y merecen mayor visibilidad y apoyo en Europa.
Este entrevista se ha publicado en la Revista de Cooperativas Agro-alimentarias nº66 (abril-junio 2025).