27/09/2024 |Cooperativismo

Las cooperativas comprometidas con el desperdicio alimentario

  • En nuestro sector ya hay muchas iniciativas en marcha para reducir cada vez más el desperdicio de alimentos y aprovechar los subproductos o los residuos para la obtención de otros transformados.

El domingo 29 de septiembre se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos (IDAFLW, por sus siglas en inglés), designado por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Reducir y, sobre todo, evitar el desperdicio de alimentos es un imperativo mundial y esencial para garantizar un futuro sostenible. Su inclusión en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 12.3) de las Naciones Unidas subraya la urgencia de abordarlo, con vistas a garantizar una utilización responsable de los recursos y mitigar el cambio climático. Las cooperativas somos conscientes de esa responsabilidad y estamos ya afrontando ese reto.

Valorización de los subproductos

Así, son muchas las cooperativas que desarrollan acciones relacionadas propiamente con la valorización de los subproductos, dando lugar a nuevos modelos de negocio tanto para diversificar su propia actividad como aportando materias primas a otras empresas o actividades.

ACOPAEX es una cooperativa de segundo grado que aglutina a más de 2.000 agricultores, a través de 16 cooperativas de las Vegas del Guadiana y del Tajo, en Extremadura. Cuentan con diferentes líneas de producción, basadas en el aceite, arroz, maíz, cereal y fruta.

Hace años que vienen trabajando en reducir las pérdidas y el desperdicio alimentario. Uno de los ejemplos más significativos es la transformación en zumos y cremogenados de fruta. Para dar una solución al destino de las calidades inferiores de fruta, cuya venta en el mercado era imposible, decidieron, junto con otras empresas, habilitar una línea de concentrado de fruta de hueso en una de sus fábricas transformadoras de tomate.

La Agrupación de Cooperativas “Valle del Jerte” (ACVJ) es una cooperativa de segundo grado integrada por más de 3.500 socios en 15 cooperativas, ubicadas todas ellas en la Comarca del Valle del Jerte y la Vera, en el norte de la provincia de Cáceres. Cuentan con una producción anual de más de 20.000 toneladas de cereza, ciruela y otros frutos pequeños como la mora y la grosella.

Trabajan activamente en la prevención del desperdicio alimentario con acciones como la reutilización para transformación en productos de valor añadido. Así, la ACVJ cuenta con su propia destilería que surgió para que parte de los subproductos generados de su actividad se reutilizasen para la elaboración de aguardientes y licores que son comercializados por la cooperativa. También han establecido sinergias con otras industrias. En este sentido, durante el periodo de inactividad entre campañas, venden sus subproductos de cereza a empresas de tomate de industria para su conversión en concentrado de cereza. También venden a empresas especializadas en congelado y conservas. En el caso de los de castañas e higos, el destino de la venta es la alimentación animal. 

Cooperativa La Palma es referente en la producción y comercialización de tomate cherry y minivegetales de especialidad en Europa. Desde la provincia de Granada llevan 50 años revolucionando la alimentación a través de una agricultura innovadora, eficiente y comprometida con la salud de las personas y del planeta.

Centrados en el aprovechamiento y desperdicio cero, han avanzado con éxito en el desarrollo y producción de su proyecto de V Gama dando una segunda vida a sus productos frescos cuyo ciclo de vida no les permite viajar, pero mantienen intactos sus valores nutricionales y de sabor. Elaboraciones 100% naturales, presentadas en innovadores formatos, como salmorejo y gazpacho o cremas de verduras, atún rojo vegetal, salsas vegetales o hamburguesas veganas hechas con tomate cherry, estas últimas galardonadas del Premio Oro Innovación de Fruit Attraction 2022. 

COOPAMAN es una cooperativa de segundo grado dedicada a la comercialización de ajos, constituida por 6 cooperativas de la provincia de Cuenca. Desde sus orígenes, en 1986, Coopaman ha apostado por ampliar la variedad de los productos y por innovar para conseguir que el ajo morado alcance unas cotas de calidad y sabor únicas.

En su moderna e innovadora planta de industrialización en Alberca de Záncara reutilizan los subproductos sin valor o los ajos de escaso valor comercial (ajos de segunda o de destrío) a través de procesos sostenibles orientados a la producción de aceite esencial de ajo morado y pasta de ajo, utilizada para enriquecer los piensos para ganadería. Los hidrolatos que se generan en el proceso de evaporación (agua obtenida del proceso de destilación) se almacena aparte para ser utilizado como repelente de insectos o pesticidas naturales.

Además, a través de un proceso de aglomeración de la cascara de ajo combinando humedad, calor y prensado, se elabora pellets para el consumo animal. Con este producto se retira de la circulación el residuo generado por la cascarilla de ajo y se transforma en un producto destinado a la alimentación animal. 

Compromiso con el entorno social

Por otra parte, existen otras iniciativas que resaltan el compromiso de las cooperativas con la lucha contra el desperdicio, pero también su compromiso con el entorno social en que se ubican y del que se sienten parte.

En nuestro sector, son muchas las cooperativas que tienen acuerdos con Bancos de Alimentos repartidos por toda la geografía nacional para poner a disposición alimentos en distribución gratuita. Estas donaciones se realizan en situaciones de sobrecarga de mercado o de productos de calidad, pero fuera de mercado por su pequeño calibre o por leves defectos estéticos.

Con estas donaciones, las cooperativas aportan su granito de arena a los colectivos más desfavorecidos, ya que, además de las donaciones mensuales, se realizan donaciones extraordinarias con productos que no pueden estar en los lineales de los puntos de venta por los márgenes de las fechas, pero que son aptos y perfectos para su consumo.

Cooperativas Agro-alimentarias de España colabora con la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL). Por ello, todos los productos cooperativos que se exponen en algunas de nuestras actividades, como nuestros Congresos, son donados a Bancos de Alimentos para que sirvan de ayuda en su imprescindible labor.

Por su parte, la Federació de Cooperatives Agràries de Catalunya (FCAC) tiene un convenio con la Fundación Espigoladors que les permite dar una salida útil a los alimentos que quedan en el campo después de la cosecha principal o de las cosechas sembradas no recogidas con la autorización de los socios titulares de las explotaciones. Así, varias cooperativas colaboran con sus productos con la marca Es-Imperfect de la Fundación Espigoladors que elabora conservas vegetales comprometidas con la sostenibilidad y la justicia social. En su obrador crea patés vegetales, mermeladas y cremas con verduras de proximidad descartadas del circuito comercial por ser imperfectas, por caídas de precio o por excedentes de producción.

Por otra parte, la Cooperativa Agrícola Conca de la Tordera participa en el Grupo Operativo PDApp, que trabajará para reducir las pérdidas y el desperdicio alimentario en el sector agrario, en particular del sector hortofrutícola, mediante herramientas digitales.

Apuesta por la reducción de residuos

Hay cooperativas donde la reducción del desperdicio es parte de su estrategia empresarial, como la consecución de la Certificación de “De Residuos a Recursos: Zero a Vertedero”.

COVAP, la Cooperativa Ganadera Andaluza de primer grado situada en el Valle de Los Pedroches, especializada en lácteos, ibéricos, cárnicos y alimentación animal ha alcanzado hitos tan destacables como la recuperación de los residuos y subproductos orgánicos para su conversión en biogás y aprovechamiento energético, abonos de aplicación agrícola y piensos y harinas para alimentación animal. Estos subproductos constituyen un 89% del total de los recursos generados.

KAIKU, la cooperativa ganadera con más de 300 explotaciones situadas en Euskadi, Navarra, Burgos y La Rioja trabaja para reducir al máximo los residuos y, aquellos que inevitablemente se generan, se comprometen a darles una segunda vida. Los residuos orgánicos (no aptos para alimentación humana ni animal) se llevan a revalorizar a una planta de biometano (Biomendi), muy cerca de su planta en Navarra, mientras que los residuos no orgánicos se reciclan y revalorizan, generando nuevos recursos para la economía. Como resultado, el 99.61% de sus residuos son revalorizados. Así, se destinaron 3.000 toneladas de residuos lácteos a la producción de biogás consiguiendo generar 50.800 m3. Con el residuo resultante de este proceso se obtuvieron 2.900 toneladas de fertilizante orgánico para aplicación agrícola. Adicionalmente, 7 toneladas de residuos no aptas para su reciclaje se destinaron a valorización energética para generar electricidad.

Concienciar al consumidor

Y, por último, hay cooperativas que diseñan y se suman a iniciativas que juegan un papel relevante en la concienciación al consumidor.

Central Lechera Asturiana SAT es una sociedad con más de 50 años de historia que está formada por cerca de 7.000 ganaderos-socios y cuyo propósito es dar futuro a sus ganaderías familiares sostenibles.

En su compromiso con el cuidado del entorno natural y la sostenibilidad integral firmó en el año 2020 una alianza con 'Too Good To Go', movimiento social nacido en 2016 en Dinamarca contra el desperdicio alimentario. Esta iniciativa ha desarrollado una APP, que cuenta con más de 28 millones de usuarios, con el objetivo de conectar a los establecimientos o empresas con excedentes de alimentos con personas que estén interesadas en ellos a cambio de precios muy reducidos.

Además, la marca láctea también se ha unido junto a un amplio grupo de empresas de distintos sectores a la comunidad ‘Marcas Waste Warrior’ con el objetivo de impulsar estrategias para reducir el desperdicio alimentario generando así un impacto positivo en el planeta.

En 2021 Central Lechera Asturiana se unió a la iniciativa ‘Mira, Huele, Prueba’ para acabar con la confusión que generan las etiquetas de fechas de los alimentos en los consumidores y ayudar a frenar el desperdicio de comida. Con esa etiqueta incorporada en sus briks de leche se quiere animar a los consumidores a utilizar sus sentidos antes de tirar un alimento con fecha de consumo preferente vencida.

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